Nota
de los impresores.
El Mensaje dado por Silo en julio de 2002,
consta de tres partes: el Libro; la Experiencia y el Camino.
- El Libro es conocido desde hace tiempo como “La Mirada Interna”.
- La Experiencia está planteada a través de ocho ceremonias.
- El Camino es un conjunto de reflexiones y sugerencias.
En esta recopilación está el Mensaje completo.
Circula impreso y a través de las redes informáticas.
El Libro
1. Aquí se cuenta cómo al sin-sentido de la vida
se lo convierte en sentido y plenitud.
2. Aquí hay alegría, amor al
cuerpo, a la naturaleza, a la humanidad y al espíritu.
3. Aquí se reniega de los
sacrificios, del sentimiento de culpa y de las amenazas de ultratumba.
4. Aquí no se opone lo terreno a lo
eterno.
5. Aquí se habla de la revelación
interior a la que llega todo aquel que cuidadosamente medita en humilde
búsqueda.
II. Disposicion para comprender
1. Sé cómo te sientes porque a tu estado puedo
experimentarlo pero tú no sabes cómo se experimenta lo que digo. Por
consiguiente, si te hablo con desinterés de aquello que hace feliz y libre al
ser humano, vale la pena que intentes comprender.
2. No pienses que vas a comprender
discutiendo conmigo. Si crees que contrariando esto tu entendimiento se aclara
puedes hacerlo pero no es ése el camino que corresponde en este caso.
3. Si me preguntas cuál es la
actitud que conviene, te diré que es la de meditar en profundidad y sin apuro
lo que te explico aquí.
4. Si replicas que tienes cosas más
urgentes en qué ocuparte, responderé que siendo tu deseo dormir o morir, no
haré nada para oponerme.
5. No argumentes tampoco que te
desagrada mi modo de presentar las cosas porque eso no dices de la cáscara
cuando te agrada el fruto.
6. Expongo del modo que me parece
conveniente no del que fuera deseable para quienes aspiran a cosas alejadas de
la verdad interior.
III. El sin-sentido
En muchos días
descubrí esta gran paradoja: aquellos que llevaron el fracaso en su corazón
pudieron alumbrar el último triunfo, aquellos que se sintieron triunfadores
quedaron en el camino como vegetales de vida difusa y apagada. En muchos días
llegué yo a la luz desde las oscuridades más oscuras guiado no por enseñanza
sino por meditación.
Así me dije el primer día:
1. No hay sentido en la vida si todo termina con
la muerte.
2. Toda justificación de las
acciones, sean éstas despreciables o excelentes, es siempre un nuevo sueño que
deja el vacío por delante.
3. Dios es algo no seguro.
4. La fe es algo tan variable como
la razón y el sueño.
5. “Lo que uno debe hacer” puede
discutirse totalmente y nada viene definitivamente en apoyo de las
explicaciones.
6. “La responsabilidad” del que se
compromete con algo no es mayor que la responsabilidad de aquel que no se
compromete.
7. Me muevo según mis intereses y
esto no me convierte en cobarde pero tampoco en héroe.
8. “Mis intereses” no justifican ni
desacreditan nada.
9. “Mis razones” no son mejores ni
peores que las razones de otros.
10. La crueldad me horroriza pero no
por ello y en sí misma es peor o mejor que la bondad.
11. Lo dicho hoy por mí o por otros,
no vale mañana.
12.
Morir no es mejor que vivir o no haber nacido,
pero tampoco es peor.
13.
Descubrí no por enseñanza, sino por
experiencia y meditación, que no hay sentido en la vida si todo termina con la
muerte.
IV. La dependencia
El día segundo.
1. Todo lo que hago, siento y pienso, no depende
de mí.
2. Soy variable y dependo de la
acción del medio. Cuando quiero cambiar al medio o a mi “yo”, es el medio el
que me cambia. Entonces busco la ciudad o la naturaleza, la redención social o
una nueva lucha que justifique mi existencia... En cada uno de esos casos el
medio me lleva a decidir por una u otra actitud. De tal manera mis intereses y
el medio aquí me dejan.
3. Digo entonces que no importa qué
o quién decide. Digo en esas ocasiones que tengo que vivir, ya que estoy en
situación de vivir. Digo todo esto pero no hay nada que lo justifique. Puedo
decidirme, vacilar o permanecer. De todas maneras una cosa es mejor que otra, provisoriamente,
pero no hay “mejor” ni “peor” en definitiva.
4. Si alguien me dice que aquél que
no come muere le responderé que así es, en efecto, y que está obligado a comer
aguijoneado por sus necesidades pero no agregaré a esto que su lucha por comer
justifica su existencia. Tampoco diré que ello sea malo. Diré, con sencillez,
que se trata de un hecho individual o colectivamente necesario para la
subsistencia pero sin sentido en el momento en que se pierde la última batalla.
5. Diré, además, que me solidarizo
con la lucha del pobre y del explotado y del perseguido. Diré que me siento
“realizado” con tal identificación pero comprenderé que nada justifico.
V. Sospecha del sentido
El día
tercero.
1. A veces
me he adelantado a hechos que luego sucedieron.
2. A veces he captado un pensamiento lejano.
3. A veces he descrito lugares que nunca visité.
4. A veces he contado con exactitud lo sucedido en mi ausencia.
5. A veces una alegría inmensa me ha sobrecogido.
6. A veces una comprensión total me ha invadido.
7. A veces una comunión perfecta con todo me ha extasiado.
8. A veces he roto mis ensueños y he visto la realidad de un modo
nuevo.
9. A veces he reconocido como visto nuevamente algo que veía por
primera vez.
...Y todo ello me ha dado que
pensar. Buena cuenta me doy que, sin esas experiencias, no podría haber salido
del sin-sentido.
VI. Sueño y despertar
El día cuarto.
1. No
puedo tomar por real lo que veo en mis sueños, tampoco lo que veo en semisueño,
tampoco lo que veo despierto pero ensoñando.
2. Puedo tomar por real lo que veo despierto y sin ensueño. Ello no
habla de lo que registran mis sentidos sino de las actividades de mi mente
cuando se refieren a los “datos” pensados. Porque los datos ingenuos y dudosos
los entregan los sentidos externos y también los internos y también la memoria.
Lo válido es que mi mente lo sabe cuando está despierta y lo cree cuando está
dormida. Rara vez percibo lo real de un modo nuevo y entonces comprendo que lo
visto normalmente se parece al sueño o se parece al semisueño.
Hay una forma real de estar
despierto: es la que me ha llevado a meditar profundamente sobre lo dicho hasta
aquí y es, además, la que me abrió la puerta para descubrir el sentido de todo
lo existente.
VII. Presencia de la fuerza
El día quinto.
1. Cuando estaba realmente despierto iba
escalando de comprensión en comprensión.
2. Cuando estaba realmente
despierto y me faltaba vigor para continuar en el ascenso podía extraer la
Fuerza de mí mismo. Ella estaba en todo mi cuerpo. Toda la energía estaba hasta
en las más pequeñas células de mi cuerpo. Esta energía circulaba y era más
veloz e intensa que la sangre.
3. Descubrí que la energía se
concentraba en los puntos de mi cuerpo cuando éstos actuaban y se ausentaba
cuando en ellos no había acción.
4. Durante las enfermedades la
energía faltaba o se acumulaba exactamente en los puntos afectados. Pero si
lograba restablecer su pasaje normal muchas enfermedades empezaban a
retroceder.
Algunos pueblos conocieron esto y actuaron restableciendo la energía
mediante diversos procedimientos hoy extraños a nosotros.
Algunos pueblos conocieron esto y actuaron comunicando esa energía a
otros. Entonces se produjeron “iluminaciones” de comprensión y hasta “milagros”
físicos.
VIII. Control de la fuerza
El día sexto.
1. Hay una forma
de dirigir y concentrar la Fuerza que circula por el cuerpo.
2. Hay puntos
de control en el cuerpo. De ellos depende lo que conocemos como movimiento,
emoción e idea. Cuando la energía actúa en esos puntos se producen las
manifestaciones motrices, emotivas e intelectuales.
3. Según la
energía actúe más interna o superficialmente en el cuerpo surge el sueño
profundo, el semisueño, o el estado de despierto... Seguramente las aureolas
que rodean el cuerpo o la cabeza de los santos (o de los grandes despiertos),
en las pinturas de las religiones, aluden a ese fenómeno de la energía que, en
ocasiones, se manifiesta más externamente.
4. Hay un
punto de control del estar-despierto-verdadero y hay una forma de llevar la
Fuerza hasta él.
5. Cuando se
lleva la energía a ese lugar todos los otros puntos de control se mueven
alteradamente.
Al entender esto y lanzar la Fuerza a ese punto
superior, todo mi cuerpo sintió el impacto de una energía enorme y ella golpeó
fuertemente en mi conciencia y ascendí de comprensión en comprensión. Pero
también observé que podía bajar hacia las profundidades de la mente si perdía
el control de la energía. Recordé entonces las leyendas sobre los “cielos” y
los “infiernos” viendo la línea divisoria entre ambos estados mentales.
IX. Manifestaciones de la energía
El día séptimo.
1. Esta energía en movimiento podía
“independizarse” del cuerpo manteniendo su unidad.
2. Esta energía unida era una
suerte de “doble cuerpo” que correspondía a la representación cenestésica del
propio cuerpo en el interior del espacio de representación. De la existencia de
este espacio, así como de las representaciones que correspondían a las
sensaciones internas del cuerpo, las ciencias que trataban sobre los fenómenos
mentales no daban noticia suficiente.
3. La energía desdoblada (es decir:
imaginada como “afuera” del cuerpo o “separada” de su base material), se
disolvía como imagen o se representaba correctamente dependiendo de la unidad
interna que tuviera quien operaba así.
4. Pude comprobar que la “exteriorización”
de esa energía que representaba al propio cuerpo como “afuera” del cuerpo, se
producía ya desde los niveles más bajos de la mente. En esos casos sucedía que
el atentado contra la unidad más primaria de la vida provocaba esa respuesta
como salvaguardia de lo amenazado. Por ello, en el trance de algunos médiums
cuyo nivel de conciencia era bajo y cuya unidad interna estaba en peligro,
estas respuestas eran involuntarias y no reconocidas como producidas por ellos
mismos sino atribuidas a otras entidades.
Los “fantasmas” o “espíritus” de algunos pueblos o de algunos adivinos no
eran sino los propios “dobles” (las propias representaciones), de aquellas
personas que se sentían tomadas por ellos. Como su estado mental estaba
oscurecido (en trance), por haber perdido control de la Fuerza, se sentían
manejadas por seres extraños que a veces producían fenómenos notables. Sin duda
que muchos “endemoniados” sufrieron tales efectos. Lo decisivo era, entonces,
el control de la Fuerza.
Esto variaba por completo tanto mi concepción de la vida corriente como de
la vida posterior a la muerte. Mediante estos pensamientos y experiencias fui
perdiendo fe en la muerte y desde entonces no creo en ella, como no creo en el
sin-sentido de la vida.
X. Evidencia del sentido
El día octavo.
1. La real
importancia de la vida despierta se me hizo patente.
2. La real
importancia de destruir las contradicciones internas me convenció.
3. La real
importancia de manejar la Fuerza, a fin de lograr unidad y continuidad, me
llenó de un alegre sentido.
XI. El centro luminoso
El día noveno.
1. En la Fuerza
estaba la “luz” que provenía de un “centro”.
2. En la
disolución de la energía había un alejamiento del centro y en su unificación y
evolución, un correspondiente funcionamiento del centro luminoso.
No me extrañó encontrar
en antiguos pueblos la devoción por el dios-Sol y comprendí que si algunos
adoraron al astro porque daba vida a su tierra y a la naturaleza, otros
advirtieron en ese cuerpo majestuoso el símbolo de una realidad mayor.
Hubo quienes fueron más lejos aún y recibieron de ese
centro incontables dones que a veces “descendieron” como lenguas de fuego sobre
los inspirados, a veces como esferas luminosas, a veces como zarzas ardientes
que se presentaron ante el temeroso creyente.
XII. Los descubrimientos
El día décimo.
Pocos
pero importantes fueron mis descubrimientos, que resumo de este modo:
1. La Fuerza
circula por el cuerpo involuntariamente pero puede ser orientada por un
esfuerzo consciente. El logro de un cambio dirigido, en el nivel de conciencia,
brinda al ser humano un importante atisbo de liberación de las condiciones
“naturales” que parecen imponerse a la conciencia.
2. En el
cuerpo existen puntos de control de sus diversas actividades.
3. Hay
diferencias entre el estado de despierto-verdadero y otros niveles de
conciencia.
4. Puede
conducirse la Fuerza al punto del real despertar (entendiendo por “Fuerza” a la
energía mental que acompaña a determinadas imágenes y por “punto” a la
ubicación de una imagen en un “lugar” del espacio de representación).
Estas conclusiones me hicieron reconocer en las
oraciones de los pueblos antiguos, el germen de una gran verdad que se
oscureció en los ritos y prácticas externas no alcanzando ellos a desarrollar
el trabajo interno que, realizado con perfección, pone al hombre en contacto
con su fuente luminosa. Finalmente, advertí que mis “descubrimientos” no eran
tales sino que se debían a la revelación interior a la que accede todo aquel
que, sin contradicciones, busca la luz en su propio corazón.
XIII. Los principios
Distinta es la
actitud frente a la vida y a las cosas cuando la revelación interna hiere como
el rayo.
Siguiendo los pasos
lentamente, meditando lo dicho y lo por decir aún, puedes convertir el
sin-sentido en sentido. No es indiferente lo que hagas con tu vida. Tu vida,
sometida a leyes, está expuesta ante posibilidades a escoger. Yo no te hablo de
libertad. Te hablo de liberación, de movimiento, de proceso. No te hablo de
libertad como algo quieto, sino de liberarse paso a paso como se va liberando
del necesario camino recorrido el que se acerca a su ciudad. Entonces, “lo que
se debe hacer” no depende de una moral lejana, incomprensible y convencional,
sino de leyes: leyes de vida, de luz, de evolución.
He aquí los llamados
“Principios” que pueden ayudar en la búsqueda de la unidad interior.
1. Ir contra la evolución de las cosas es ir
contra uno mismo.
2. Cuando fuerzas algo hacia un fin
produces lo contrario.
3. No te opongas a una gran fuerza.
Retrocede hasta que aquella se debilite, entonces avanza con resolución.
4. Las cosas están bien cuando
marchan en conjunto no aisladamente.
5. Si para ti están bien el día y
la noche, el verano y el invierno, has superado las contradicciones.
6. Si persigues el placer te
encadenas al sufrimiento. Pero, en tanto no perjudiques tu salud, goza sin
inhibición cuando la oportunidad se presente.
7. Si persigues un fin, te
encadenas. Si todo lo que haces lo realizas como si fuera un fin en sí mismo,
te liberas.
8. Harás desaparecer tus conflictos
cuando los entiendas en su última raíz no cuando quieras resolverlos.
9. Cuando perjudicas a los demás
quedas encadenado. Pero si no perjudicas a otros puedes hacer cuanto quieras
con libertad.
10. Cuando tratas a los demás como
quieres que te traten te liberas.
11. No importa en qué bando te hayan
puesto los acontecimientos, lo que importa es que comprendas que tú no has
elegido ningún bando.
12. Los actos contradictorios o
unitivos se acumulan en ti. Si repites tus actos de unidad interna ya nada
podrá detenerte.
Serás como una fuerza de la Naturaleza cuando a su paso no encuentra
resistencia. Aprende a distinguir aquello que es dificultad, problema,
inconveniente, de esto que es contradicción. Si aquellos te mueven o te
incitan, ésta te inmoviliza en círculo cerrado.
Cuando encuentres una gran fuerza, alegría y bondad en tu corazón, o
cuando te sientas libre y sin contradicciones, inmediatamente agradece en tu
interior. Cuando te suceda lo contrario pide con fe y aquel agradecimiento que
acumulaste volverá convertido y ampliado en beneficio.
XIV. La guía del camino interno
Si has comprendido
lo explicado hasta aquí bien puedes experimentar, mediante un simple trabajo,
la manifestación de la Fuerza. Ahora bien, no es igual que observes una
posición mental más o menos correcta (como si se tratara de una disposición al
quehacer técnico), a que asumas un tono y una apertura emotiva próxima a la que
inspiran los poemas. Es por ello que el lenguaje usado para trasmitir estas
verdades tiende a facilitar esa postura que pone con mayor facilidad en
presencia de la percepción interna y no de una idea acerca de la “percepción
interna”.
Ahora sigue con
atención lo que voy a explicarte ya que trata acerca del paisaje interior que
puedes encontrar al trabajar con la Fuerza y de las direcciones que puedes
imprimir a tus movimientos mentales:
“Por el camino interno puedes andar
oscurecido o luminoso. Atiende a las dos vías que se abren ante ti.
Si dejas que tu ser
se lance hacia regiones oscuras, tu cuerpo gana la batalla y él domina.
Entonces brotarán sensaciones y apariencias de espíritus, de fuerzas, de
recuerdos. Por allí se desciende más y más. Allí están el Odio, la Venganza, la
Extrañeza, la Posesión, los Celos, el Deseo de Permanecer. Si desciendes más
aún, te invadirá la Frustración, el Resentimiento y todos aquellos ensueños y
deseos que han provocado ruina y muerte a la humanidad.
Si impulsas a tu
ser en dirección luminosa, encontrarás resistencia y fatiga a cada paso. Esta
fatiga del ascenso tiene culpables. Tu vida pesa, tus recuerdos pesan, tus
acciones anteriores impiden el ascenso. Esta escalada es difícil por acción de
tu cuerpo que tiende a dominar.
En los pasos del
ascenso se encuentran regiones extrañas de colores puros y de sonidos no
conocidos.
No huyas de la
purificación que actúa como el fuego y que horroriza con sus fantasmas.
Rechaza el
sobresalto y el descorazonamiento.
Rechaza el deseo de
huir hacia regiones bajas y oscuras.
Rechaza el apego a
los recuerdos.
Queda en libertad
interior con indiferencia hacia el ensueño del paisaje, con resolución en el
ascenso.
La luz pura clarea
en las cumbres de las altas cadenas montañosas y las aguas de los mil-colores
bajan entre melodías irreconocibles hacia mesetas y praderas cristalinas.
No temas la presión
de la luz que te aleja de su centro cada vez más fuertemente. Absórbela como si
fuera un líquido o un viento porque en ella, ciertamente, está la vida.
Cuando en la gran
cadena montañosa encuentres la ciudad escondida debes conocer la entrada. Pero
esto lo sabrás en el momento en que tu vida sea transformada. Sus enormes
murallas están escritas en figuras, están escritas en colores, están
‘sentidas’. En esta ciudad se guarda lo hecho y lo por hacer... Pero a tu ojo
interno es opaco lo transparente. Sí, ¡los muros te son impenetrables!
Toma la Fuerza de
la ciudad escondida. Vuelve al mundo de la vida densa con tu frente y tus manos
luminosas.”
XV. La experiencia de paz y el pasaje de la fuerza
1. Relaja
plenamente tu cuerpo y aquieta la mente. Entonces imagina una esfera
transparente y luminosa que, bajando hacia ti, termina por alojarse en tu
corazón. Reconocerás al momento que la esfera deja de aparecerse como imagen
para transformarse en sensación dentro del pecho.
2. Observa
cómo la sensación de la esfera se expande lentamente desde tu corazón hacia
fuera del cuerpo al tiempo que tu respiración se hace más amplia y profunda. Al
llegar la sensación a los límites del cuerpo puedes detener allí toda operación
y registrar la experiencia de paz interior. En ella puedes permanecer el tiempo
que te parezca adecuado. Entonces haz retroceder esa expansión anterior
(llegando, como al comienzo, al corazón) para desprenderte de tu esfera y
concluir el ejercicio calmo y reconfortado. A este trabajo se le llama
“experiencia de paz”.
3. Pero, en
cambio, si quisieras experimentar el pasaje de la Fuerza, en lugar de
retroceder en la expansión deberías aumentarla dejando que tus emociones y todo
tu ser la sigan. No trates de poner tu atención en la respiración. Deja que
ella actúe por sí sola mientras sigues la expansión fuera de tu cuerpo.
4. Debo
repetirte esto: tu atención, en tales momentos, debe estar en la sensación de
la esfera que se expande. Si no puedes lograr esto conviene que te detengas y
lo intentes en otra oportunidad. De todas maneras, si no produces el pasaje
podrás experimentar una interesante sensación de paz.
5. Si, en
cambio has ido más lejos, comenzarás a experimentar el pasaje. Desde tus manos
y otras zonas del cuerpo te llegará un tono de sensación diferente al habitual.
Luego percibirás ondulaciones progresivas y al poco tiempo brotarán con vigor
imágenes y emociones. Deja entonces que se produzca el pasaje...
6. Al recibir
la Fuerza percibirás la luz o extraños sonidos dependientes de tu particular
modo de representación habitual. En todo caso importante será la
experimentación de la ampliación de la conciencia uno de cuyos indicadores
deberá ser una mayor lucidez y disposición para comprender lo que ocurre.
7. Cuando lo
desees puedes terminar con ese singular estado (si es que antes no fue
diluyéndose por el simple transcurrir), imaginando o sintiendo que la esfera se
contrae y luego sale de ti del modo en que había llegado al comenzar con todo
aquello.
8. Interesa
comprender que numerosos estados alterados de conciencia han sido y son
logrados, casi siempre, poniendo en marcha mecanismos similares a los
descriptos. Desde luego que revestidos de extraños rituales o a veces
reforzados por prácticas de agotamiento, desenfreno motriz, repetición y
posturas que, en todos los casos, alteran la respiración y distorsionan la
sensación general del intracuerpo. Debes reconocer en ese campo a la hipnosis,
la mediumnidad y también la acción de droga que, actuando por otra vía, produce
similares alteraciones. Y, por cierto, todos los casos mencionados tienen por
signo el no control y el desconocimiento de lo que ocurre. Desconfía de tales
manifestaciones y considéralas como simples “trances” por los que han pasado
los ignorantes, los experimentadores y aún los “santos”, según cuentan las
leyendas.
9. Si has
trabajado observando lo recomendado puede suceder, no obstante, que no hayas
logrado el pasaje. Ello no puede convertirse en foco de preocupación sino en
indicador de falta de “soltura” interior, lo que podría reflejar mucha tensión,
problemas en la dinámica de imagen y, en suma, fragmentación en el
comportamiento emotivo... Cosa que, por otra parte, estará presente en tu vida
cotidiana.
1. Si has experimentado el pasaje de la Fuerza
podrás comprender cómo, basándose en fenómenos similares pero sin ninguna
comprensión, distintos pueblos pusieron en marcha ritos y cultos que luego se
multiplicaron sin cesar. Por medio de experiencias del tipo ya comentado,
muchas personas sintieron a sus cuerpos “desdoblados”. La experiencia de la
Fuerza les dio la sensación de que a esta energía podían proyectarla fuera de
sí.
2. La Fuerza fue “proyectada” a
otros y también a objetos particularmente “aptos” para recibirla y conservarla.
Confío en que no te será difícil entender la función con que cumplieron ciertos
sacramentos en distintas religiones e, igualmente, el significado de lugares
sagrados y de sacerdotes supuestamente “cargados” con la Fuerza. Cuando algunos
objetos fueron adorados con fe en los templos y se los rodeó de ceremonia y
rito, seguramente “devolvieron” a los creyentes la energía acumulada por
oración repetida. Es una limitación al conocimiento del hecho humano, el que
casi siempre se haya visto estas cosas por la explicación externa según cultura,
espacio, historia y tradición, cuando la experiencia interna básica es un dato
esencial para entender todo esto.
3. Este “proyectar”, “cargar” y
“restituir” la Fuerza, volverá a ocuparnos más adelante. Pero desde ya te digo
que el mismo mecanismo sigue operando aún en sociedades desacralizadas donde
los líderes y los hombres de prestigio están nimbados de una especial
representación para aquél que los ve y quisiera hasta “tocarlos”, o apoderarse
de un fragmento de sus ropas, o de sus utensilios.
4. Porque toda representación de lo
“alto” va desde el ojo hacia arriba de la línea normal de la mirada. Y “altas”
son las personalidades que “poseen” la bondad, la sabiduría y la fuerza. Y en
lo “alto” están las jerarquías y los poderes y las banderas y el Estado. Y
nosotros, comunes mortales, debemos “ascender” en la escala social y acercarnos
al poder a todo coste. Qué mal estamos, manejados aún por esos mecanismos que
coinciden con la representación interna, con nuestra cabeza en lo “alto” y
nuestros pies pegados a la tierra. Qué mal estamos, cuando se cree en esas
cosas (y se cree porque tienen su “realidad” en la representación interna). Qué
mal estamos, cuando nuestra mirada externa no es sino proyección ignorada de la
interna.
XVII. Pérdida y represión de la fuerza
1. Las mayores descargas de energía se producen
por actos descontrolados. Estos son: la imaginación sin freno, la curiosidad
sin control, la charla desmedida, la sexualidad excesiva y la percepción
exagerada (el mirar, oír, gustar, etc., de manera desbordada y sin objetivo).
Pero debes reconocer también que muchos proceden de ese modo porque descargan
sus tensiones que de otro modo serían dolorosas. Considerando esto y viendo la
función con que cumplen tales descargas convendrás conmigo en que no es
razonable reprimirlas sino más bien ordenarlas.
2. En cuanto a la sexualidad debes
interpretar correctamente esto: tal función no debe ser reprimida porque en
este caso crea efectos mortificantes y contradicción interna. La sexualidad se
orienta y concluye en su acto pero no es conveniente que siga afectando la
imaginación o buscando nuevo objeto de posesión de modo obsesivo.
3. El control del sexo por una
determinada “moral” social o religiosa sirvió a designios que nada tenían que
ver con la evolución sino más bien con lo contrario.
4. La Fuerza (la energía de la
representación de la sensación del intracuerpo), se desdobló hacia lo
crepuscular en las sociedades reprimidas y allí se multiplicaron los casos de
“endemoniados”, “brujos”, sacrílegos y criminales de toda laya, que gozaron con
el sufrimiento y la destrucción de la vida y la belleza. En algunas tribus y
civilizaciones los criminales estuvieron repartidos entre los que ajusticiaron
y los ajusticiados. En otros casos se persiguió a todo lo que era ciencia y
progreso porque se oponía a lo irracional, a lo crepuscular y a lo reprimido.
5. En ciertos pueblos primitivos
existe aún la represión del sexo así como en otros considerados de
“civilización avanzada”. Es evidente que, en unos y otros, el signo destructivo
es grande aunque en los dos casos el origen de tal situación sea distinto.
6. Si me pides más explicaciones te
diré que el sexo es en realidad santo y es el centro desde el cual se impulsa
la vida y toda creatividad. Así como desde allí también se impulsa toda
destrucción cuando su funcionamiento no está resuelto.
7. Jamás creas las mentiras de los
envenenadores de la vida cuando se refieren al sexo como algo despreciable. Por
el contrario en él hay belleza y no en vano está relacionado con los mejores
sentimientos del amor.
8. Sé cuidadoso entonces y
considéralo como una gran maravilla que debe tratarse con delicadeza sin
convertirlo en fuente de contradicción o desintegración de la energía vital.
XVIII. Acción y reacción de la fuerza
Te expliqué
anteriormente: “Cuando encuentres una gran fuerza, alegría y bondad en tu
corazón, o cuando te sientas libre y sin contradicciones, inmediatamente
agradece en tu interior”.
1. “Agradecer”,
significa concentrar los estados de ánimo positivos asociados a una imagen, a
una representación. Ese estado positivo así ligado permite que en situaciones
desfavorables, por evocar una cosa, surja aquella que la acompañó en momentos
anteriores. Como, además, esta “carga” mental puede estar elevada por
repeticiones anteriores ella es capaz de desalojar emociones negativas que
determinadas circunstancias pudieran imponer.
2. Por todo
ello, desde tu interior volverá ampliado en beneficio aquello que pidieras
siempre que hubieras acumulado en ti numerosos estados positivos. Y ya no
necesito repetir que este mecanismo sirvió (confusamente) para “cargar afuera”
objetos o personas, o bien entidades internas que se “proyectaron”, creyéndose
que atenderían ruegos y pedidos.
XIX. Los estados internos
Debes adquirir ahora
suficiente percepción de los estados internos en los que te puedes encontrar a
lo largo de tu vida y, particularmente, a lo largo de tu trabajo evolutivo. No
tengo otra manera de hacer la descripción, que con imágenes (en este caso,
alegorías). Éstas, según me parece, tienen por virtud concentrar “visualmente”
estados de ánimo complejos. Por otra parte la singularidad de encadenar tales
estados, como si fueran distintos momentos de un mismo proceso, introduce una
variante en las descripciones siempre fragmentadas a que nos han acostumbrado
aquellos que se ocupan de estas cosas.
1. El primer estado, en el que prevalece el
sin-sentido (aquel que mencionamos al comienzo), será llamado “vitalidad
difusa”. Todo se orienta por las necesidades físicas pero estas son confundidas,
a menudo, con deseos e imágenes contradictorias. Allí hay oscuridad en los
motivos y los quehaceres. Se permanece en ese estado vegetando, perdido entre
formas variables. Desde ese punto se puede evolucionar sólo por dos vías: la
vía de la muerte o la de mutación.
2. La vía de la muerte te pone en presencia de un paisaje caótico y
oscuro. Los antiguos conocieron este pasaje y casi siempre lo ubicaron “bajo
tierra”, o en las profundidades abisales. También algunos visitaron ese reino
para luego “resucitar” en niveles luminosos. Capta bien esto de que “abajo” de
la muerte existe la vitalidad difusa. Tal vez la mente humana relacione la
desintegración mortal con posteriores fenómenos de transformación y, también,
tal vez asocie el movimiento difuso con lo previo al nacimiento. Si tu
dirección es de ascenso la “muerte” significa un rompimiento con tu etapa
anterior. Por la vía de la muerte se asciende hacia otro estado.
3. Llegando a él se encuentra el refugio de la regresión. Desde allí
se abren dos caminos: el del arrepentimiento y aquel otro que sirvió para el
ascenso, es decir: el camino de la muerte. Si tomas el primero es porque tu
decisión tiende a romper con tu vida pasada. Si regresas por el camino de la
muerte recaes en los abismos con esa sensación de círculo cerrado.
4. Ahora bien, te dije que había otro sendero para escapar de la
vitalidad abismal, ese era el de la mutación. Si eliges esa vía es porque
quieres emerger de tu penoso estado pero sin estar dispuesto a abandonar
algunos de sus aparentes beneficios. Es pues un falso camino conocido como de
la “mano torcida”. Muchos monstruos han salido de las profundidades de ese
tortuoso pasadizo. Ellos han querido tomar los cielos por asalto sin abandonar
los infiernos y, por tanto, han proyectado en el mundo medio infinita
contradicción.
5. Supongo que, ascendiendo desde el reino de la muerte y por tu
consciente arrepentimiento, has arribado ya a la morada de la tendencia. Dos
delgadas cornisas sostienen tu morada: la conservación y la frustración. La
conservación es falsa e inestable. Caminando por ella te ilusionas con la idea
de permanencia pero en realidad desciendes velozmente. Si tomas el camino de la
frustración tu subida es penosa, aunque única-no-falsa.
6. De fracaso en fracaso puedes llegar al próximo descanso al que se
llama “morada del desvío”. Cuidado con las dos vías que tienes ahora por
delante: o tomas el camino de la resolución, que te lleva a la generación, o
tomas el del resentimiento que te hace descender nuevamente hacia la regresión.
Allí estás plantado frente al dilema: o te decides por el laberinto de la vida
consciente (y lo haces con resolución), o regresas resentido a tu vida
anterior. Son numerosos los que no habiendo logrado superarse cortan allí sus
posibilidades.
7. Pero tú que has ascendido con resolución te encuentras ahora en la
posada conocida como “generación”. Allí tienes tres puertas: una se llama
“Caída”, otra “Intento” y la tercera “Degradación”. La Caída te lleva
directamente a las profundidades y sólo un accidente externo podría empujarte
hacia ella. Es difícil que elijas esa puerta. Mientras que aquella de la
Degradación te lleva indirectamente a los abismos, desandando caminos, en una
suerte de espiral turbulento en el que reconsideras de continuo todo lo perdido
y todo lo sacrificado. Este examen de conciencia que lleva a la Degradación es,
por cierto, un falso examen en el que subestimas y desproporcionas algunas
cosas que comparas. Tú cotejas el esfuerzo del ascenso con aquellos
“beneficios” que has abandonado. Pero, si miras las cosas más de cerca, verás
que no has abandonado nada por este motivo sino por otros. La Degradación
comienza pues falseando los motivos que, al parecer, fueron ajenos al ascenso.
Yo pregunto ahora: ¿Qué traiciona a la mente? ¿Acaso los falsos motivos de un
entusiasmo inicial? ¿Acaso la dificultad de la empresa? ¿Acaso el falso
recuerdo de sacrificios que no existieron, o que fueron impulsados por otros
motivos? Yo te digo y te pregunto ahora: tu casa se incendió hace tiempo. Por
ello decidiste el ascenso, ¿o ahora piensas que por ascender aquella se
incendió? ¿Acaso has mirado un poco lo que sucedió a otras casas de los
alrededores?... No cabe duda que debes elegir la puerta media.
8. Sube por la escalinata del Intento y llegarás a una cúpula
inestable. Desde allí, desplázate por un pasillo estrecho y sinuoso que
conocerás como la “volubilidad”, hasta llegar a un espacio amplio y vacío (como
una plataforma), que lleva por nombre: “espacio-abierto-de-la-energía”.
9. En ese espacio puedes espantarte por el paisaje desierto e inmenso
y por el aterrador silencio de esa noche transfigurada por enormes estrellas
inmóviles. Allí, exactamente sobre tu cabeza, verás clavada en el firmamento la
insinuante forma de la Luna Negra... una extraña luna eclipsada que se opone
exactamente al Sol. Allí debes esperar la alborada, paciente y con fe, pues
nada malo puede ocurrir si te mantienes calmo.
10. Podría suceder en tal situación que quisieras
arreglar una salida inmediata de allí. Si tal ocurre, podrías a tientas
encaminarte a cualquier lugar con tal de no esperar el día prudentemente. Debes
recordar que todo movimiento allí (en la oscuridad), es falso y genéricamente
es llamado “improvisación”. Si, olvidándote de lo que ahora menciono,
comenzaras a improvisar movimientos ten la certeza que serías arrastrado por un
torbellino entre senderos y moradas hasta el fondo más oscuro de la disolución.
11. ¡Qué difícil resulta comprender que los estados
internos están encadenados unos a otros! Si vieras qué lógica inflexible tiene
la conciencia, advertirías que en la situación descripta quien improvisa a
ciegas fatalmente comienza a degradar y a degradarse; surgen después en él los
sentimientos de frustración y va cayendo luego en el resentimiento y en la
muerte, sobreviniendo el olvido de todo lo que algún día alcanzó a percibir.
12. Si en la explanada logras alcanzar el día
surgirá ante tus ojos el radiante Sol que ha de alumbrarte por vez primera la
realidad. Entonces verás que en todo lo existente vive un Plan.
13. Es difícil que caigas desde allí salvo que
voluntariamente quieras descender hacia regiones más oscuras para llevar la luz
a las tinieblas.
No es valioso desarrollar
más estos temas porque sin experiencia engañan, trasladando al campo de lo
imaginario lo realizable. Que sirva lo dicho hasta aquí. Si lo explicado no te
fuera útil qué podrías objetar, ya que nada tiene fundamento y razón para el
escepticismo, próximo a la imagen de un espejo, al sonido de un eco, a la
sombra de una sombra.
XX. La realidad
interior
1. Repara en mis consideraciones. En ellas no
habrás de intuir sino alegóricos fenómenos y paisajes del mundo externo. Pero
también en ellas hay descripciones reales del mundo mental.
2. Tampoco debes creer que los
“lugares” por donde pasas en tu andar, tengan algún tipo de existencia
independiente. Semejante confusión hizo a menudo oscurecer profundas enseñanzas
y así hasta hoy algunos creen que cielos, infiernos, ángeles, demonios,
monstruos, castillos encantados, ciudades remotas y demás, tienen realidad
visible para los “iluminados”. El mismo prejuicio, pero con interpretación
inversa, ha hecho presa de escépticos sin sabiduría que tomaron esas cosas por
simples ilusiones o alucinaciones padecidas por mentes afiebradas.
3. Debo repetir, entonces, que en
todo esto debes comprender que se trata de verdaderos estados mentales, aunque
simbolizados con objetos propios del mundo externo.
4. Toma en cuenta lo dicho y
aprende a descubrir la verdad tras las alegorías que en ocasiones desvían a la
mente, pero que en otras traducen realidades imposibles de captar sin
representación.
Cuando se habló de las ciudades de los dioses adonde quisieron arribar
numerosos héroes de distintos pueblos; cuando se habló de paraísos en que
dioses y hombres convivían en original naturaleza transfigurada; cuando se
habló de caídas y diluvios, se dijo gran verdad interior.
Luego los redentores trajeron sus mensajes y llegaron a nosotros en doble
naturaleza, para restablecer aquella nostálgica unidad perdida. También
entonces se dijo gran verdad interior.
Sin embargo, cuando se dijo todo aquello
colocándolo fuera de la mente, se erró o se mintió.
Inversamente, el mundo externo confundido con la interna mirada obliga a
ésta a recorrer nuevos caminos.
Así, hoy vuela hacia las estrellas el héroe de esta edad. Vuela a través
de regiones antes ignoradas. Vuela hacia afuera de su mundo y, sin saberlo, va
impulsado hasta el interno y luminoso centro.
La Experiencia
Oficio. Se realiza a pedido de
un conjunto de personas.
Oficiante: Mi mente
está inquieta.
Conjunto: Mi mente está
inquieta.
Oficiante: Mi corazón
sobresaltado.
Conjunto: Mi corazón
sobresaltado.
Oficiante: Mi cuerpo tenso.
Conjunto: Mi cuerpo tenso.
Oficiante: Aflojo mi cuerpo, mi
corazón y mi mente.
Conjunto: Aflojo mi cuerpo, mi
corazón y mi mente.
En lo posible,
los concurrentes están sentados. El Auxiliar se para y cita un Principio o
pensamiento de La Mirada Interna de acuerdo a las circunstancias, invitando a
la meditación sobre el mismo. Pasan unos minutos y finalmente el Oficiante de
pie, lee lentamente las frases siguientes, deteniéndose en cada una de ellas.
Oficiante: Relaja plenamente tu
cuerpo y aquieta la mente...
Entonces, imagina
una esfera transparente y luminosa que bajando hasta ti, termina por alojarse en
tu corazón...
Reconocerás que la
esfera comienza a transformarse en una sensación expansiva dentro de tu
pecho...
La sensación de la
esfera se expande desde tu corazón hacia afuera del cuerpo, mientras amplías tu
respiración...
En tus manos y el
resto del cuerpo tendrás nuevas sensaciones. ..
Percibirás
ondulaciones progresivas y brotarán emociones y recuerdos positivos...
Deja que se
produzca el pasaje de la Fuerza libremente. Esa Fuerza que da energía a tu
cuerpo y mente...
Deja que la Fuerza
se manifieste en ti...
Trata de ver su luz
adentro de tus ojos y no impidas que ella obre por sí sola...
Siente la Fuerza y
su luminosidad interna...
Deja que se
manifieste libremente...
Auxiliar: Con esta Fuerza que
hemos recibido, concentremos la mente en el cumplimiento de aquello que
necesitamos realmente...
Invita a todos a
ponerse de pie para que efectúen el Pedido. Luego transcurre un tiempo.
Oficiante: ¡Paz, Fuerza y
Alegría!
Conjunto: También para ti, Paz,
Fuerza y Alegría.
Imposición. Se realiza a pedido de
una o varias personas. Oficiante y Auxiliar están de pie.
Oficiante: Mi mente está
inquieta.
Conjunto: Mi mente está
inquieta.
Oficiante: Mi corazón
sobresaltado.
Conjunto: Mi corazón
sobresaltado.
Oficiante: Mi cuerpo tenso.
Conjunto: Mi cuerpo tenso.
Oficiante: Aflojo mi cuerpo, mi
corazón y mi mente.
Conjunto: Aflojo mi cuerpo, mi
corazón y mi mente.
Oficiante y
Auxiliar se sientan, dejando transcurrir un tiempo. El Oficiante se pone de
pie.
Oficiante: Si quieres recibir la
Fuerza debes comprender que en el momento de la Imposición comenzarás a
experimentar nuevas sensaciones. Percibirás ondulaciones progresivas y brotarán
emociones y recuerdos positivos. Cuando eso ocurra, deja que se produzca el
pasaje de la Fuerza libremente...
Deja que la Fuerza
se manifieste en ti y no impidas que ella obre por sí sola...
Siente la Fuerza y
su luminosidad interna...
Deja que se
manifieste libremente...
Pasado un tiempo, el Auxiliar se pone de pie.
Auxiliar: Quien desee recibir la
Fuerza, se puede poner de pie.
El Auxiliar
invita, de acuerdo al número de los concurrentes a permanecer de pie al lado de
los asientos o a formar un círculo alrededor del Oficiante. Pasado un momento,
el Oficiante comienza la imposición. El Auxiliar, si es el caso, facilita los
desplazamientos de los partícipes y, ocasionalmente, acompaña a algunos hasta
sus asientos. Terminada la Imposición, se da un tiempo de asimilación de la
experiencia.
Auxiliar: Con esta Fuerza que
hemos recibido, concentremos la mente en el cumplimiento de aquello que
necesitamos realmente, o bien concentremos la mente en aquello que alguien muy
querido, necesita realmente.
Invita a todos a
ponerse de pie para que efectúen silenciosamente sus pedidos. En ocasiones,
alguno de los concurrentes formula un Pedido para alguien presente o ausente.
Transcurre un
tiempo.
Oficiante: ¡Paz, Fuerza y
Alegría!
Conjunto: También para ti, Paz,
Fuerza y Alegría.
Bienestar
Se realiza a pedido de un conjunto de personas. Los partícipes,
en lo posible, están sentados. Oficiante y auxiliar de pie.
Auxiliar. Aquí
estamos reunidos para recordar a nuestros seres queridos. Algunos de ellos
tienen dificultades en su vida afectiva, en su vida de relación, o en su salud.
Hacia ellos dirigimos nuestros pensamientos y nuestros mejores deseos.
Oficiante.
Confiamos en que llegue hasta ellos nuestro pedido de bienestar. Pensamos en
nuestros seres queridos; sentimos la presencia de nuestros seres queridos y
experimentamos el contacto con nuestros seres queridos.
Auxiliar. Tomaremos
un corto tiempo para meditar en las dificultades que padecen esas personas...
Se da unos pocos
minutos para que los concurrentes puedan meditar.
Oficiante. Quisiéramos
ahora hacer sentir a aquellas personas, nuestros mejores deseos. Una oleada de
alivio y bienestar debe llegar hasta ellas...
Auxiliar. Tomaremos
un corto tiempo para ubicar mentalmente la situación de bienestar que deseamos
a nuestros seres queridos.
Se da unos pocos
minutos para que los concurrentes puedan concentrar su mente.
Oficiante. Concluiremos
esta ceremonia dando la oportunidad, a quienes así lo deseen, de sentir la
presencia de aquellos seres muy queridos que, aunque no están aquí en nuestro tiempo y en nuestro espacio, se
relacionan con nosotros en la experiencia del amor, la paz y la cálida alegría...
Se da un corto tiempo.
Oficiante. Esto
ha sido bueno para otros, reconfortante para nosotros e inspirador para
nuestras vidas. Saludamos a todos inmersos en esta correntada de bienestar,
reforzada por los buenos deseos de los aquí presentes.
Protección. Ceremonia
de participación individual o colectiva. Todos de pie. Oficiante y Auxiliar
frente a los niños y éstos, rodeados por los concurrentes.
Auxiliar: Esta
ceremonia tiene por objeto dar participación a los niños en nuestra comunidad.
Desde antiguo, los
niños han sido objeto de ceremonias tales como bautismos, imposiciones de
nombre, etc. Mediante ellas se ha reconocido el cambio de situación, el cambio
de etapa en el ser humano.
Existieron y
existen ciertas formalidades civiles mediante las cuales se hace constar el
nacimiento, el lugar en que el hecho se produjo, etc. Pero la trascendencia
espiritual que acompaña a una ceremonia de este tipo, nada tiene que ver con la
frialdad de las constancias escritas sino que está ligada al júbilo de los
padres y de la comunidad, al ser presentados los niños públicamente.
Esta es una
ceremonia mediante la cual el estado de los niños cambia al convertirse en
partícipes de una comunidad que se compromete a hacerse cargo de ellos en caso
que desafortunadas circunstancias los dejaran desvalidos.
En esta ceremonia
se pide protección para los niños y la comunidad los acoge como a nuevos hijos.
Pasado un tiempo, el Oficiante se dirige amablemente a los
presentes.
Oficiante: Pedimos protección para estos niños.
Auxiliar: Los acogemos con júbilo y nos comprometemos a darles protección.
Oficiante: Elevemos ahora nuestros mejores deseos...
¡Paz y alegría para todos!
Impone
amablemente una mano sobre la cabeza de cada niño y lo besa en la frente.
Matrimonio. Todos
de pie. Una o varias parejas. Oficiante y
Auxiliar de frente a las parejas.
Auxiliar: Desde tiempos remotos, los casamientos han sido ceremonias de cambio de
estado de las personas.
Cuando alguien
termina o comienza una nueva etapa de la vida, suele acompañar a esa situación
con un determinado ritual. Nuestra vida personal y social está ligada a
rituales más o menos aceptados por las costumbres. Decimos nuestros saludos a
la mañana, distintos que a la noche; estrechamos la mano a un conocido;
festejamos un cumpleaños, una culminación de estudios o un cambio de trabajo.
Nuestros deportes están acompañados de ritual y nuestras ceremonias religiosas,
partidarias y cívicas nos colocan en la situación adecuada según sea el caso.
El matrimonio es un
cambio importante en el estado de las personas y en todas las naciones tal
hecho exige ciertas formalidades legales. Es decir que la relación conyugal
ubica a los consortes en una nueva situación con respecto a la comunidad y al
Estado. Pero cuando una pareja establece vínculos conyugales lo hace pensando
en un nuevo estilo de vida, lo hace con sentimiento profundo y no con espíritu
formal.
Hay por
consiguiente, en esta ceremonia de cambio de estado, la intención de establecer
un vínculo nuevo y en lo posible duradero con otra persona. Hay el deseo de
recibir del otro lo mejor y dar al otro lo mejor. Hay la intención de llevar el
vínculo más lejos, trayendo al mundo o adoptando niños.
Viendo así el
casamiento, concedemos importancia a la legalidad del vínculo, pero en cuanto
al sentido espiritual y emocional decimos que únicamente los cónyuges dan
significado a esta ceremonia.
En otras palabras.
Esta ceremonia pone a dos seres humanos en situación de emprender una vida
nueva y es en esta ceremonia en donde los contrayentes realizan esa profunda
unión de acuerdo a su propio sentir.
Nosotros no casamos
sino que ellos se casan delante de nuestra comunidad.
Oficiante: Y para que esta ceremonia sea propia y verdadera, preguntamos: (dirigiéndose a un miembro de la pareja)
¿Qué es para ti este matrimonio?
Quien es
demandado explica en voz alta…
Oficiante: (Dirigiéndose al otro miembro).
¿Qué es para ti este matrimonio?
Quien es
demandado explica en voz alta...
Oficiante: Por consiguiente, este matrimonio será de
acuerdo a los deseos expresados y a las intenciones más profundas. (Saluda
afectuosamente a la/s pareja/s).
Asistencia. Esta es una ceremonia de
mucho afecto y exige que quien la realiza dé lo mejor de sí.
La ceremonia puede ser
repetida a pedido del interesado o de aquellos que cuidan de él.
El Oficiante a solas
con el moribundo.
Cualquiera sea el
aparente estado de lucidez o inconsciencia del moribundo, el Oficiante se
aproxima a él hablando con voz suave, clara y pausada.
Oficiante: Los
recuerdos de tu vida son el juicio de tus acciones. Puedes, en poco tiempo,
recordar mucho de lo mejor que hay en ti. Recuerda entonces, pero sin
sobresalto y purifica tu memoria. Recuerda suavemente y tranquiliza tu mente...
Hace
silencio por unos minutos, retomando luego la palabra con el mismo tono e
intensidad.
Rechaza ahora el
sobresalto y el descorazonamiento...
Rechaza ahora el
deseo de huir hacia regiones obscuras...
Rechaza ahora el
apego a los recuerdos...
Queda ahora en
libertad interior, con indiferencia hacia el ensueño del paisaje...
……………………………………………….
Toma ahora la
resolución del ascenso...
La Luz pura clarea
en las cumbres de las altas cadenas montañosas y las aguas de los-mil-colores
bajan entre melodías irreconocibles hacia mesetas y praderas cristalinas...
No temas la presión
de la Luz que te aleja de su centro cada vez más fuertemente. Absórbela como si
fuera un líquido o un viento porque en ella, ciertamente, está la vida...
Cuando en la gran
cadena montañosa encuentres la ciudad escondida debes conocer la entrada. Pero
esto lo sabrás en el momento en que tu vida sea transformada. Sus enormes
murallas están escritas en figuras, están escritas en colores, están
“sentidas”. En esta ciudad se guarda lo hecho y lo por hacer...
Hace
un breve silencio, retomando luego la palabra con el mismo tono e intensidad.
Estás
reconciliado...
Estás purificado...
Prepárate a entrar
en la más hermosa Ciudad de la Luz, en esta ciudad jamás percibida por el ojo,
nunca escuchada en su canto por el oído humano...
Ven, prepárate a
entrar en la más hermosa Luz...
Muerte
Oficiante: La
vida ha cesado en este cuerpo. Debemos hacer un esfuerzo para separar en
nuestra mente la imagen de este cuerpo y la imagen de quien ahora recordamos...
Este cuerpo no nos
escucha. Este cuerpo no es quien nosotros recordamos...
Aquel que no siente la presencia de otra vida
separada del cuerpo, considere que aunque la muerte haya paralizado al cuerpo,
las acciones realizadas siguen actuando y su influencia no se detendrá jamás.
Esta cadena de acciones desatadas en vida no puede ser detenida por la muerte.
¡Qué profunda es la meditación en torno a esta verdad, aunque no se comprenda
totalmente la transformación de una acción en otra!
Y aquel que siente
la presencia de otra vida separada, considere igualmente que la muerte solo ha
paralizado al cuerpo; que la mente una vez más se ha liberado triunfalmente y
se abre paso hacia la Luz...
Sea cual fuere nuestro parecer, no lloremos los
cuerpos. Meditemos más bien en la raíz de nuestras creencias y una suave y
silenciosa alegría llegará hasta nosotros...
¡Paz en el corazón,
luz en el entendimiento!
Reconocimiento. El
Reconocimiento es una ceremonia de inclusión en la Comunidad. Inclusión por
experiencias comunes, por ideales, actitudes y procedimientos compartidos.
Se realiza a pedido de
un conjunto de personas y luego de un Oficio. Quienes van a participar deben
contar con el texto escrito.
Oficiante y Auxiliar de
pie.
Auxiliar: La realización de esta ceremonia ha sido pedida por aquellas personas
que desean incluirse activamente en nuestra Comunidad. Aquí se expresará un
compromiso personal y conjunto para trabajar por el mejoramiento de la vida de
cada uno y por el mejoramiento de la vida de nuestro prójimo.
El auxiliar
invita a quienes desean dar testimonio a ponerse de pie.
Oficiante: El dolor y el sufrimiento que experimentamos
los seres humanos retrocederán si avanza el buen conocimiento, no el
conocimiento al servicio del egoísmo y la opresión.
El buen
conocimiento lleva a la justicia.
El buen
conocimiento lleva a la reconciliación.
El buen
conocimiento lleva, también, a descifrar lo sagrado en la profundidad de la
conciencia.
Auxiliar (y conjunto de quienes testimonian, leyendo):
Consideramos al ser
humano como máximo valor por encima del dinero, del Estado, de la religión, de
los modelos y de los sistemas sociales.
Impulsamos la
libertad de pensamiento.
Propiciamos la
igualdad de derechos y la igualdad de oportunidades para todos los seres
humanos.
Reconocemos y
alentamos la diversidad de costumbres y culturas.
Nos oponemos a toda
discriminación.
Consagramos la
resistencia justa contra toda forma de violencia física, económica, racial,
religiosa, sexual, psicológica y moral.
Oficiante: Por otra parte, así como nadie tiene derecho a discriminar a otros por su religión
o su irreligiosidad, reclamamos para nosotros el derecho a proclamar nuestra
espiritualidad y creencia en la inmortalidad y en lo sagrado.
Nuestra espiritualidad no es la espiritualidad de la
superstición, no es la espiritualidad de la intolerancia, no es la espiritualidad
del dogma, no es la espiritualidad de la violencia religiosa; es la
espiritualidad que ha despertado de su profundo sueño para nutrir a los seres
humanos en sus mejores aspiraciones.
Auxiliar (y conjunto de quienes testimonian, leyendo):
Queremos dar
coherencia a nuestras vidas haciendo coincidir lo que pensamos, sentimos y
hacemos.
Deseamos superar la mala conciencia reconociendo nuestros
fracasos.
Aspiramos a
persuadir y a reconciliar.
Nos proponemos dar creciente cumplimiento a esa
regla que nos recuerda “tratar a los demás como queremos ser tratados“.
Oficiante: Comenzaremos
una vida nueva.
Buscaremos en
nuestro interior los signos de lo sagrado y llevaremos a otros nuestro mensaje.
Auxiliar (y conjunto de quienes testimonian, leyendo):
Hoy comenzaremos la
renovación de nuestra vida. Empezaremos buscando la paz mental y la Fuerza que
nos dé alegría y convicción. Después, iremos hasta las personas más cercanas a
compartir con ellas todo lo grande y bueno que nos ha ocurrido.
Oficiante: Para todos Paz, Fuerza
y Alegría
Auxiliar (y todos los presentes):
También para ti
Paz, Fuerza y Alegría.
El Camino
Si crees que tu vida termina con la muerte lo que piensas, sientes y haces, no tiene sentido. Todo concluye en la incoherencia, en la desintegración.
Si crees que tu
vida no termina con la muerte, debe coincidir lo que piensas con lo que sientes
y con lo que haces. Todo debe avanzar hacia la coherencia, hacia la unidad.
Si eres indiferente
al dolor y el sufrimiento de los demás, toda ayuda que pidas no encontrará
justificación
Si no eres
indiferente al dolor y sufrimiento de los demás, debes hacer que coincida lo
que sientes con lo que pienses y hagas para ayudar a otros.
Aprende a tratar a
los demás del modo en que quieres ser tratado.
Aprende a superar
el dolor y el sufrimiento en ti, en tu prójimo y en la sociedad humana.
Aprende a resistir
la violencia que hay en ti y fuera de ti.
Aprende a reconocer
los signos de lo sagrado en ti y fuera de ti.
No dejes pasar tu
vida sin preguntarte: “¿quién soy?”
No dejes pasar tu
vida sin preguntarte: “¿hacia dónde voy?”
No dejes pasar un
día sin responderte quién eres.
No dejes pasar un
día sin responderte hacia dónde vas.
No dejes pasar una
gran alegría sin agradecer en tu interior.
No dejes pasar una
gran tristeza sin reclamar en tu interior aquella alegría que quedó guardada.
No imagines que
estas solo en tu pueblo, en tu ciudad, en la Tierra y en los infinitos mundos.
No imagines que
estas encadenado a este tiempo y a este espacio.
No imagines que en tu muerte se eterniza la soledad.
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