jueves, 29 de noviembre de 2012

Juntos, podemos superar la presente crisis e inventar un futuro distinto


Estado de pánico.
Las horas pasan, pasan los días, y las noticias nos envuelven en una espiral de gravísimos e inexorables perjuicios presentes y peores presagios, que nos convierten a todos en estupefactos y atolondrados testigos de lo que acontece.
Sube y baja la prima de riesgo, convertida en una incógnita “familiar”, progresivamente mencionada para el alivio o el desencanto, sin que sepamos exactamente de qué y de quién se trata. Y la bolsa desciende y rebota, delante de nuestros ojos perplejos por unos recortes en capítulos que nunca deberían recortarse, al tiempo que observamos atónitos los inexplicables e inexplicados “agujeros” de las instituciones financieras que se rellenan con el erario público por inflexible decisión de la Unión Europea, personalizada en la Canciller alemana.
Se trata de “una política impuesta y equivocada”, escribe Valeriano Gómez en “El País” (7.10.12) y unos días más tarde, en el mismo periódico, Joaquín Estefanía, economista de primera clase, ponía de manifiesto los datos de la Comisión Nacional de la Competencia, que indican que “el 94% de los apoyos públicos en España son para la banca”.
Ciudadanos atónitos al ver que nuestro país recibe de la Directora Gerente del FMI la orden de acelerar y dar más tiempo para reducir el déficit, cuando al día siguiente la señora Merkel insiste en que hay que frenar y no ampliar ni un día el plazo…
¿En qué han quedado los acuerdos que solemnemente se firmaron en Roma, con el Presidente Hollande y la Canciller Merkel a la cabeza, el 22 de junio de este año, para el inmediato lanzamiento de un programa de estímulo a la economía destinando la cantidad equivalente al 1% del PIB de la Unión Europea? Ahora ya sólo queda Hollande…
Paul Krugman ha calificado a la austeridad europea de “locura”. Sí: sería una locura que, al final, todo esto termine, al haberse traspasado las líneas rojas de la capacidad de los ciudadanos para vivir en unas condiciones de mínima dignidad, en situaciones conflictivas y altercados.
Insisto en que si no hay evolución se corre el riesgo de provocar la revolución.
El desbordamiento del paro puede ser, como los desahucios, el detonante. No tensen la cuerda en exceso. Escuchen. Decidan luego lo que mejor convenga al conjunto de la ciudadanía. Y explíquense en el Parlamento, que no está únicamente para el “rodillo” sino para alcanzar acuerdos y pactos (que en tantas ocasiones rehusaron en el pasado).
Tiene toda la razón Miguel Ángel Aguilar cuando escribe que lo que necesitan ahora los ciudadanos españoles muy especialmente es iluminar el futuro sin caer en la tentación de oscurecer –con frecuencia indebidamente– el pasado.
Pero cuando la sensación de “sinrremedismo” se convierte en pánico es cuando somos capaces de levantar un poco la vista y contemplar el futuro: al ser tan necios (¡por cambiar talento por dinero!) no sólo estamos olvidando los grandes desafíos (medio ambiente; pobreza; alimentación, agua, educación y servicios de salud para todos…) sino que estamos perdiendo la capacidad de hacerles frente. Estado de pánico y estupor porque, además, sabemos que sin incentivos los horizontes seguirán ensombreciéndose sin cesar.
“Europa triste y varada”, ha declarado Josep Ramoneda, en una excelente síntesis de la situación. Son necesarios cambios radicales en seguridad, en unión económica, en federación fiscal… Europa “varada” mientras que los Estados Unidos y hasta el Reino Unido, empiezan a soltar amarras.
La solución –he escrito a menudo- está un “Plan 2012-2020”, con fijación muy concreta de los fondos destinados al déficit, a la incentivación del trabajo, a la mejora de los servicios de salud y educativos, a la I-D-i, a las infraestructuras y construcciones necesarias para hacer de España la California de Europa.
Dejar que se vayan los mejores talentos es un error craso y difícilmente reversible.
Como ha indicado Ignacio Ramonet en su artículo “Otoño caliente” publicado en “Le Monde Diplomatique” recientemente, “está en juego algo fundamental: la igualdad de oportunidades. Por ejemplo, se está privatizando (o sea, transfiriendo al mercado) la salud… Desliguémonos con presteza de las ataduras “eurocráticas”, concluye.
El poder ciudadano, si se unen voces y esfuerzos, es hoy enorme. Por eso nos mantienen distraídos, silenciosos, sumisos. Pacíficamente, pero con toda firmeza, reaccionemos. No nos dejemos amilanar por el pánico.
Juntos, podemos superar la presente crisis sistémica e inventar un futuro distinto. Construir una democracia donde la mayoría parlamentaria no eluda escuchar y tenga en cuenta a todos los gobernados, donde el poder ciudadano se exprese con propuestas concretas, en particular, tanto presencial como virtualmente, en el ciberespacio.
Transitemos con rapidez desde el estado de pánico a un estado auténticamente democrático, sereno y audaz, social y justo.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Las 18 leyes de la hermandad blanca...




1. El Universo es pura inteligencia y maestro entre maestros; está regido por Leyes que, incorporadas a nuestra estructura psicológica, nos permitirán alcanzar el éxito y la sabiduría. Esas leyes tienen como finalidad mantener el orden en el caos, el amor en el odio, la sabiduría en la ignorancia, la salud en la enfermedad y la eternidad en el momento transitorio. Hay un único camino que recorrer: aprender a pensar de un modo adecuado. 

2. Todo aquello en lo que uno se concentra, tiende a aumentar: si se centra en sus limitaciones, éstas crecerán proporcionalmente a la energía empleada. 

3. Toda creencia, una vez establecida, tiende a perpetuarse. La visualización es un recurso esencial para la instalación de las experiencias en el sistema nervioso. Cuando una visualización se realiza bien, al cerebro no le importa saber si aquello ha sucedido en el mundo físico o sólo en la imaginación. 

4. Las situaciones de conflicto interior generan una pérdida de energía vital. 

5. El Universo es nuestro aliado si sus metas coinciden con las nuestras. la osadía positiva trae consigo algo mágico, sublime y poderoso. 

6. Un hecho aislado no puede establecer una tendencia; pero si el hecho se repite, la tendencia puede establecerse. Tener conciencia de ello ayuda a actuar con prudencia. 

7. En el Universo hay abundancia para todos y la abundancia es algo a lo que todo el mundo tiene derecho. El hambre y la miseria, sinónimos de carencia, son incongruentes con la naturaleza. 

8. El miedo es siempre un problema, el amor es siempre una solución. 

9. Sólo se consigue atraer lo que ya se posee, y esto también es válido para el éxito y el amor. 

10. El verdadero cambio interior se produce cuando aceptamos a los demás tal como son y a nosotros mismos tal como somos. 

11. Los seres humanos tenemos la capacidad de trascender, es decir de superar una situación y comenzar de nuevo a partir de ella. 

12. Debemos agradecer aquello que tenemos y nos gusta; el Universo continuará proporcionándonoslo. 

13. Todo lo que existe en el Universo físico surgió primero en la mente. El pensamiento es energía y la energía sigue al pensamiento. Los pensamientos generan sentimientos y éstos provocan comportamientos que tienen consecuencias en el mundo físico. 

14. El Universo está construido sinérgicamente. Siempre que dos o más cerebros se reúnen con espíritu de cooperación y esfuerzo, comunicándose y dejando fluir la intuición, se manifiesta este fenómeno natural. Necesitamos aprender urgentemente a utilizar la sinergia, es decir, conseguir más con menos esfuerzo. 

15. La armonía es la esencia de la existencia. Procure armonizar con todo y con todos en su entorno: con el ritmo del tiempo y con usted mismo. 

16. La evolución es la finalidad básica del Universo y los acontecimientos siempre tienen una razón de ser. Lo que nos sucede es por y para nuestro bien (espiritual más que material). 

17. El éxito del Universo y el personal son consecuciones indisociables. 

18. La sabiduría es el uso inteligente del conocimiento, consciente o inconsciente. Quienes sean capaces de una profunda reflexión interna descubrirán los secretos del Universo. 



miércoles, 21 de noviembre de 2012

UN DINERO NUEVO



Javier Creus

Un dinero nuevo → dinero euros nuevo dinero
El dinero ya no es lo que era.
Algo le está pasando al dinero. No puede ser la misma cosa la que se evapora por miles de millones al dia según cuentan nuestros periódicos y la que falta, en la humilde forma de moneda, en los bolsillos de tantos. No puede tener la misma naturaleza aquella que facilita el intercambio real de bienes y servicios entre países -el 2% de todas las transacciones en divisas- y aquel otro 98% (casi ) que especula con las variaciones de tipos de cambio… entre dineros. Decadente.
Desde que en 1971 se convino que ya no estaría respaldado por el oro –por nada físico- éste no ha parado de multiplicarse. Primero de forma controlada por el banco central con la colaboración de muchos bancos locales de tamaño limitado. Después más rápido cuando los bancos –ya más grandes, concentrados y especializados- obtuvieron para sí la capacidad de crear dinero concediendo créditos a sus clientes.
Los billetes nos confunden, pero nuestro dinero no existe: no hay billetes para tanto dinero. Nuestro dinero se crea con el apunte contable –electrónico- cada vez que el banco concede un crédito, cada vez que alguien contrae una deuda.
Bitcoin demuestra que no hace falta un estado para emitir dinero Bitcoin demuestra que no hace falta un estado para emitir dinero. Inmaterial.
A la vez y por suerte hay cada vez más cosas de las que ahora importan para las que no hace falta tanto dinero como antes, y para algunas, ninguno. Ciudadanos más capaces disponen de plataformas más potentes para crear y difundir sus iniciativas y emprendimientos, al menos para dar los primeros pasos. Además si se equivocan, es muy probable que las inversiones que hayan hecho les sirvan para empezar de nuevo.
El motor de la economía no son las grandes infraestructuras, sino las grandes ideas, muchas veces nacidas en pequeños espacios. Mengüante.
El dinero está en crisis. En crisis de confianza. Como lo están las instituciones y las organizaciones que han contribuido -algunas declaran que sin advertirlo (¡!)- a esta situación. Los nuevos dineros depositan su confianza en otras fuentes de legitimidad.
Vuelven las monedas locales que garantizan la circulación en un territorio definido, se desarrollan como nunca los bancos de tiempo en los barrios o las cooperativas de crédito.Ciudadano.
Confiamos más los unos en los otros que lo que nuestras instituciones confían en nosotros. Se intuye un dinero nuevo.
Algunos economistas abogan por los avales sociales; dotar a cada ciudadano de una serie limitada de oportunidades para apoyar que le concedan un préstamo a un tercero. El dinero que viene será inmaterial, descentralizado, basado en la confianza mutua: p2p.
Javier Creus
Fuente: Ideas for Change

Consumo colaborativo para viajar como un local


Cambiar la mentalidad consumista.
El Consumo Colaborativo consiste en el cambio de mentalidad del individualismo consumista hacia modelos de intercambio,  trueque o alquiler, potenciados por los medios sociales y las plataformas peer-to-peer (comunicación entre iguales) que fomentan esta nueva tendencia planetaria y que se esta expandiendo a través de numerosas iniciativas
La idea básica es el compartir y el intercambio. 
Para que los objetos o propiedades  se puedan intercambiar o compartir,  debe haber una masa crítica de usuarios que demanden esos bienes y que además, fomenten la solidaridad y las sostenibilidad.
Consumo colaborativo para viajar como un local → consumo colaborativo formas de consumo consumismo trueque intercambio 300x236

Hay unos cuántos ejemplos como Weslu, una plataforma que pone en contacto a personas que tengan algo que enseñar y a aquellos que quieran aprenderlo;  Amovens para compartir transporte entre personas que hacen recorridos similares o Mola, una empresa que profesionaliza el talento mediante la financiación por medio del ‘crowdfunding’ y el ‘sponsoring’.
Otro ejemplo es Wimduel portal de alojamientos de Europa que más ha crecido en estos últimos meses.
Esta plataforma permite a sus clientes escoger entre 50.000 alojamientos en todo el mundo, situándose como intermediario entre los huéspedes y los dueños de los inmuebles, que cuentan con un espacio de sobra y quieren sacarle rentabilidad.
Desde apartamentos de todas las categorías hasta alojamientos económicos en casa de un ciudadano local se pueden encontrar en París, Londres, Barcelona, Buenos Aires, Munich o un económico bed and breakfast en Lisboa
Todo esto en más de 100 países en que están y que ya tienen más de 100.000 usuarios registrados que además, ofrecen los mejores consejos y pistas para conocer la ciudad como un local.
Sin duda es una buena web para aquellos que disfrutamos viajando y descubriendo nuevos mundos y los precios lo avalan.
Ejemplos de precios en sitios tan lejanos como Nueva York, en Central Park: 59€. O en Moscú, 46€. O en Dubai 45€.
El consumo colaborativo esta llegando de múltiples formas y en este caso, nos permite hacer maletas y poder viajar de una forma diferente.
Redacción
Más información: Wimdu

martes, 20 de noviembre de 2012

TRUEQUE EN EL CASAR



Para aquellos residentes en la Campiña Baja interesados en participar en esta incipiente red de economía solidaria, contactar conmigo: Carlos del Pozo 949 33 41 20. utopos2007@yahoo.es

Dos maneras de participar:
1. Como miembro y coordinador, ofreciendo bienes o servicios, coordinando a los usuarios de su zona y apoyándoles en sus dificultades.
2. Como miembro, disfrutando de ofrecer bienes o servicios y beneficiándose de los bienes o servicios de otros miembros de la red.

Dos principios incluidos en la solidaridad y el apoyo mutuo:
1. La confianza.
2. La reciprocidad.

Ya Thomas Moro, hace 500 años, en su Utopía, hablaba de un estado donde el dinero no se necesitaba y todos los miembros de la comunidad aportaban de acuerdo a su capacidad y recibían de acuerdo a su necesidad.

Quizás, esta iniciativa no sólo sirva para suavizar o paliar el sufrimiento que genera en el pueblo este sistema inhumano y violento que prima el individualismo, la ambición y el trato a las personas como objetos de usar y tirar...
...quizás sea el germen de una nueva civilización verdaderamente humana, donde la tiranía del "dios dinero" haya sido definitivamente superada por una nuevo develamiento del ser, por el descubrimiento de lo sagrado en el interior de cada ser humano...

Carlos del Pozo, 17.11.12

http://www.facebook.com/pages/Trueque-en-El-Casar/467884349921374

viernes, 16 de noviembre de 2012

EL SECRETO DE LA VIDA


Denise Levertov (Crédito de la fotografía: Wikicommons)
Pocos poemas me han emocionado tanto como esta joya de la escritora británica Denise Levertov.
(La traducción es mía, os ruego me disculpéis por las imperfecciones.)
EL SECRETO
Dos chicas descubrieron
el secreto de la vida
en una línea de poesía.
Yo, que no conozco
el secreto de la vida,
escribí ese poema.
Ellas me dijeron,
(a través de una tercera persona)
que lo habían encontrado
pero no me dijeron cuál era,
ni siquiera,
en qué línea se escondía.
Sin duda, ahora,
una semana más tarde,
ellas habrán olvidado el secreto,
y la línea,
y el nombre del poema.
Pero las amo
por haber descubierto
lo que yo no puedo encontrar.
Y por quererme
por una linea que escribí.
Y por olvidarla.
Así, una y mil veces,
podrán volver a descubrir
el secreto de la vida
en otras líneas,
en otras circunstancias.
Las amo porque quisiesen
encontrar ese secreto
y porque se atreviesen a soñar
que existe.
Por eso, sobre todo.

Huelga de consumo


Por Francisco Molinero
Leyendo por ahí blogs y comentarios sobre la huelga y su validez moderna tengo siempre ese deja vu social que consiste en que los que no quieren que se haga huelga o no tienen huevos para hacerla dicen que es inútil porque no cambia nada en los gobiernos. No entro. Las hago porque a la vista de lo que insultan en los medios de la derecha cuando se hacen deben ser tremendamente efectivas y útiles. Me guío siempre por la reacción del otro para saber, soy un sociólogo de espejo.
Pero no quería referirme a la huelga de ayer ni a las enormes manifestaciones de después (más baratas y por tanto más pobladas). Me quería referir a la propuesta de muchos que sugieren que hagamos una huelga de consumo que agrave más las cosas y así el gobierno se acojonará y de paso los tenderos y botiguers, tradicionales votantes del PP/CiU se verán castigados por su insensatez.
No conozco ninguna huelga de consumo que haya funcionado tan bien como para merecer la pena y no digo que no pudiera ser, sino más bien que como no pertenecen al bagaje cultural de los partidos y movimientos de izquierda nunca se proponen con suficiente fuerza y cohesión.
No importa. Nuestro mejor aliado en esta coyuntura es el gobierno que ha puesto en la calle a 6 millones de parados y ha rebajado el sueldo a los funcionarios.

Cuentas de la vieja:
Si en este país hay tirando por lo bajini unos 2,5 millones de funcionarios a los que se les ha birlado la paga extra y suponiendo que esta fuera, por hacer números redondos, de unos 1.000 euros, un par de cuentas nos da que estas navidades los comerciantes españoles en su conjunto van a dejar de vender, así a lo bajito unos 2.000 millones de euros. El estado dejaría de ingresar más de 400 millones de euros por IVA, pero eso no cuenta porque lo que parece importante es reducir gastos y no aumentar ingresos. No contamos el 5% de bajada mensual ni el acojone general con el futuro. Bien entendido que este gobierno era el encargado de acabar con ello. ¡Menos mal!
Luego a ver si nos partimos la caja cuando salgan los economistas y nos digan que estamos en recesión  que hay que recortar más.
Una idea: ¿Si un economista dice una gilipollez un día se le podría denunciar de alguna manera? Borrar, borrar.
Yo no sé tú, pero yo voy a hacer huelga de consumo estas navidades. ¡Por cojones!

jueves, 15 de noviembre de 2012

Una sociedad tolerante y solidaria es posible



Por Béatrice Delvaux
El recién presidente electo y sus homólogos europeos comparten desafío, según el director de Le Soir: demostrar que una sociedad tolerante y solidaria es aún posible.
Los estadounidenses han (re)elegido el pasado martes a un presidente que les propone una sociedad tolerante y solidaria.
Una sociedad sobre la cual los europeos han construido su modelo durante décadas y cuya paternidad reclaman. Hoy, por un curioso capricho del destino, ambos campos deben librar la misma batalla y enfrentarse a un mismo desafío: demostrar que este proyecto de sociedad es realista y aún se está a tiempo de llevarlo a cabo.
El presidente estadounidense deberá esmerarse para imponer dicha solidaridad a buena parte de la sociedad del país, contraria a la existencia de una cobertura social institucionalizada para todos y más favorable a la meritocracia. Los europeos, por su parte, van a tener que espabilarse para mantener su sistema de seguridad social universal, cuyas modalidades varían de país a país.
A Obama y a los líderes europeos les conviene pues aunar fuerzas y reflexionar conjuntamente para encontrar el modo de preservar su proyecto político: una sociedad solidaria donde, como dice Obama, todo el mundo tiene una oportunidad, independientemente de que sea rico o pobre, negro o blanco, enfermo o sano, homosexual o heterosexual.
Además, también se enfrentan a enemigos comunes: déficits presupuestarios abismales, una crisis económica profunda y estructural, la “romneyzación” de nuestra sociedad.
El individualismo, alimentado por la crisis económica, tiene la misma cara a ambos lados del Atlántico, y genera una suerte de selección en la asignación de “ventajas” sociales, entre los que las merecen (trabajadores) y el resto (los “dependientes”).
¿De qué tipo de solidaridad hablamos? ¿Disponemos de los medios para materializar esta generosidad? ¿Cómo modularla para hacerla que rinda un provecho? ¿Cuál, de los Obama o Romney europeos, ganará la partida? ¿Podemos creer por otro lado, tal y como proclamaba Obama, que todavía se pueden alcanzar los acuerdos necesarios para que la sociedad progrese, sin dejarnos cegar por el optimismo? He aquí el verdadero dilema del momento.
La buena noticia es que, desde el martes, los europeos no son los únicos en creerlo y en deber encontrar la solución.
Béatrice Delvaux
Fuente: Le Soir Bruselas-Presseurope

jueves, 8 de noviembre de 2012

Contra los desahucios, movilización social



El Partido Popular y el Socialista se han negado durante años a tomar cualquier tipo de medida para frenar la avaricia de los bancos y poner fin a uno de los hechos más vergonzosos y antisociales que vienen ocurriendo en España: los desahucios de cientos de miles de familias.
PP y PSOE no han dudado nunca a la hora de enviar a la policía para defender los intereses bancarios
A los dirigentes de ambos partidos les viene dando igual que los mismos bancos que han provocado una crisis que los ha dejado sin ingresos o empleo impidan que millones de españoles disfruten del derecho a la vivienda que consagra nuestra Constitución. Los gobiernos de ambos partidos, el anterior de Zapatero y el actual de Rajoy, no solo han sido completamente insensibles al dolor y la tragedia que padecen tantas familias, sino que, para colmo, no han dudado nunca a la hora de enviar a la policía para defender los intereses bancarios a base de palos y palizas a quienes han tratado de defender un derecho constitucional tan elemental y humano.
Han demostrado a las claras que el afecto que dicen sentir por la Constitución tiene un límite tajante: los intereses de la banca y los privilegios de los banqueros, los amos verdaderos de unos partidos que mantienen su poder y ventaja electoral gracias a los préstamos y a las ayudas de todo tipo que con infinita generosidad les conceden desde hace años las mismas entidades que son inflexibles ante las familias sin ingresos que no pueden pagar sus hipotecas.
La presión social está obligando a que el gobierno ponga sobre la mesa el cambio de una legislación reaccionaria
Sin embargo, una vez más podemos comprobar que ningún poder es invencible frente a la movilización social. Ha costadocientos de manifestaciones y de palizas, heridos y hasta muertos, pero por fin la presión social está obligando a que el gobierno ponga sobre la mesa el cambio de una legislación reaccionaria que solo viene a proteger los intereses de la banca frente a los de toda la sociedad. Porque lo que está ocurriendo es justamente eso: que la movilización y la solidaridad ciudadana obligan por fin a que el gobierno y la oposición muevan ficha y cambien una actitud que hasta ahora ha sido de completa indiferencia. Los hechos están demostrando claramente que si no se hubieran producido las protestas, las manifestaciones, las huelgas, los enfrentamientos con la policía, las denuncias y, en definitiva, la respuesta ciudadana ante una situación social injusta, los desahucios seguirían produciéndose indefinidamente dejando a muchas más familias en la calle.
Es muy importante que la gente sepa esto y sea consciente de su poder, que no crea ingenuamente que los partidos mayoritarios y el poder político han cambiado de posición y dicen estar dispuestos ahora a modificar la legislación por iniciativa propia. Solo lo hacen por efecto de la presión y la movilización social, como ha ocurrido siempre que se han producido avances favorables al bienestar y la justicia, demostrándose así la falsedad de esos discursos queconstantemente nos dicen que las huelgas, los sindicatos o las protestas en la calle no sirven para nada.
Es por es razón que creo que debemos alegrarnos de que el gobierno haya anunciado por fin que está dispuesto a resolver el problema de los desahucios, porque se demuestra así la utilidad de las movilizaciones sociales y que solo con ellas se puede evitar que nos quiten nuestros derechos más elementales.
No cabe esperar que ni el gobierno ni el partido socialista jueguen limpio ahora
Pero precisamente porque demuestran esto es por lo que no debemos bajar la guardia. A la vista de su comportamiento previo, no cabe esperar que ni el gobierno ni el partido socialista jueguen limpio ahora y que de pronto dejen de ser esclavos de la banca que los financia. Solo podremos esperar que se den soluciones efectivas y adecuadas al drama de los desahucios si la movilización social se mantiene y se refuerza, incluso en mayor medida que antes.
Ahora es el momento de que la ciudadanía haga ver que lo que está en juego no es la adopción de cualquier tipo de chapuza legal que dé largas al asunto de fondo, sino la garantía de que todos los españoles y españolas puedan disfrutar con efectividad del derecho constitucional a la vivienda.
Por eso, ahora es el momento de seguir presionando para que no solo se tomen medidas que eviten los desahucios en el futuro sino para que se garantice que recuperen su vivienda los miles de familias que la han perdido injusta y vergonzosamente en estos últimos años.
Hay que exigir que se rompa para siempre con los privilegios legales que han concedido tanto poder y beneficio a la banca
No podemos consentir que los dos partidos mayoritarios se quieran poner ahora una medalla simplemente aflojando un poco la soga que ata a las familias más desprotegidas y humildes. Hay que exigir que se rompa para siempre con los privilegios legales que han concedido tanto poder y beneficio a la banca, no solo reconociendo la dación de pago, sino aliviando la deuda hipotecaria resultante de tasaciones artificialmente elevadas, generando un parque social de viviendas que permita el acceso a ellas de quienes no disponen de ingresos suficientes devolviendo, como he dicho, la suya a quienes la han perdido en los últimos. No basta con que los dos grandes partidos negocien entre ellos soluciones de compromiso, seguramente buscando tan solo el beneplácito de la banca, sino que deben escuchar a las organizaciones y movimientos que han estado en la calle defendiendo a los desahuciados años para garantizar, en definitiva, que el derecho a la vivienda sea efectivo para todos.
No podemos consentir que se limiten a lavarle la cara a los bancos. Se trata, por el contrario, de obligarles a rescatar ahora a las miles de familias que estos han llevado a la ruina. Y la historia  y los hechos recientes demuestran que con la movilización social sirve, podemos conseguirlo.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Los jóvenes trabajan por una sociedad mejor


Rossana Reguillo Cruz

Los jóvenes trabajan por una sociedad mejor → tecnologia redes sociales jovenes internet redes sociales
La tecnología como marca de identidad.
Protagonistas del uso de los nuevos dispositivos y del consumo musical, las nuevas generaciones también protestan y trazan irruptivas identidades sociopolíticas.
Durante los años ochenta y noventa, la investigación en torno a los jóvenes en América Latina se mantuvo centrada principalmente en la construcción de identidades y en el conjunto de prácticas sociopolíticas y culturales, vinculadas a dichas identidades. En mi trabajo, este tema ocupó una posición central y acudí en aquel entonces a la metáfora de los “argonautas” para aludir a la búsqueda incesante de la construcción de identidades en los grupos y colectivos juveniles.
Una identidad a la que se accedía desde tres lugares privilegiados: la pertenencia a un grupo, la producción de un estilo y el consumo cultural, todos estos lugares atravesados por las prácticas del hacer, como las llamaría Michel De Certeau. Sin embargo, hubo un momento en que esta idea de jóvenes argonautas en pos de una identidad de adscripción comenzó a generarme una profunda incomodidad interpretativa, me parecía insuficiente para nombrar las transformaciones y los giros que podía detectar en las culturas juveniles: el paso del nosotros al yo, el “ablandamiento” en las tiranías del look y, especialmente una nueva relación con los objetos culturales y la tecnología.
El protagonismo juvenil desde la segunda mitad del siglo XX hasta lo que va del XXI, ha sido muy importante tanto en lo que toca a las transformaciones y al cambio social, como a la evidente fragilidad que experimenta en la llamada sociedad del riesgo.
Lo más relevante podría ser el hecho de que no hay una definición “cerrada” de lo que se entiende por “joven” y ello se debe en buena medida a que los parámetros biológicos son insuficientes para dar cuenta de la disputa entre diferentes fuerzas y actores para establecer los rangos “legítimos” de lo que significa ser joven. Así el mercado (especialmente el cultural) tiende a prolongar los límites en un proceso de juvenilización del sujeto, mientras que las instituciones sociales de control, como la familia o la escuela tienden a exigir un tope para dejar atrás la juventud.
Tope que pese a las transformaciones sociales y a la crisis socioeconómica, se establece a partir de la entrada de los sujetos en el mercado laboral. Esta disputa genera, paradójicamente, una noción extendida sobre el ser joven en estos tiempos: sujeto de control y sujeto de consumo; mientras que las representaciones que ellos mismos producen sobre sí mismos, en tanto actores políticos, circulan poco por el espacio público.
Del walkman al IPod
La tecnología es un marcador central en las identidades juveniles y un dispositivo que arma, forma y da sentido a su vida y a sus prácticas.
En la primera década del siglo XXI, la tecnología ha mostrado ser su estrategia principal para encarar los desafíos que se les presentan, es clave asumir que los jóvenes y las diferentes tecnologías confluyen en un carril que está generando profundos cambios.
Las tecnologías en sus diferentes vertientes operan como conectores, prótesis, plataformas, catapultas.
Hasta hace pocos años los jóvenes consumían música (rock, entre otros géneros), una música que junto con la pertenencia identitaria y el estilo, configuraba una triada capaz de dotar de sentido a la biografía, siempre pensada y experimentada en el colectivo. Las evidencias empíricas indican que esto no opera más así. A través de Youtube, de manera privilegiada, Facebook, My Space, Lastfm, Blipp, u otros sitios, es posible detectar un cambio fundamental. La cultura musical “moderna” estuvo armada sobre la base de repertorios completos, se escuchaba un disco de Pink Floyd o de Bruce Springsteen o de Madonna; se adquirían repertorios constantes con su propia configuración.
Sin embargo hoy, el aumento documentable en el consumo de singles va dando paso acelerado a las llamadas playlist, que en el IPod, en la computadora u otros sistemas de reproducción, conforman repertorios que se configuran desde la subjetividad de cada joven, donde el gusto está mucho menos vinculado a una identidad (musical) delimitable y mucho más al gusto o estados de ánimo.
Las llamadas playlist, convierten a cada usuario en un autor, a cada escucha en su propio Dj y luego a través de la opción share (compartir), va al encuentro de otros como él o ella, alimentándose incesantemente de las listas de otros, en una semiosis o mejor rizoma musical que desmonta las lógicas conocidas hasta ahora. Indudablemente se puede hablar del walkman como antecesor de todos estos procesos; sin embargo, la reproducción digital, las lógicas de su uso, traen a la escena un asunto clave: la intersubjetividad no organizada desde una oferta definida, sino justamente desde la configuración de subjetividades; es decir, importa menos la música –en su sentido de propuesta formal–, y mucho más la sintaxis que arma el usuario.
Bajo estos argumentos quisiera plantear la hipótesis de que asistimos a la emergencia de una nueva gramática en la que a través de “fragmentos” de música (de información, de imágenes) se construye un hipertexto en el que las huellas de la producción industrial tienden a borrarse.
A través de la experiencia se construye y configura la subjetividad y la intersubjetividad juvenil. En este sentido quisiera desestabilizar la idea –difícil de erradicar–, acerca de que las transformaciones societales se producen solamente en los lugares consagrados por la modernidad: la gran política, las industrias culturales, los grandes medios de comunicación, la escuela, el trabajo.
A partir de la perspectiva sociocultural, trabajar desde la experiencia como momento constitutivo de la subjetividad exige meterse en aquellos territorios donde se están expresando estas transformaciones. Y es justamente en la interface entre dispositivos tecnológicos y consumos culturales, donde es posible observar estas cuestiones.
Las tecnologías de proximidad generan dos efectos fundamentales: convierten a los usuarios, en este caso, los jóvenes, en autores y, propician el uso activo de dispositivos y contenidos.
Mi participación activa en Facebook, Twitter, Flickr, YouTube, me permitió entrar en contacto de un modo distinto con los jóvenes, motor y centro de mis afanes investigativos. La Red y sus intrincados y rizomáticos laberintos son un espacio privilegiado para analizar la configuración de “mundos” juveniles en los que es posible aprehender dos cuestiones claves: la agencia y la subjetividad.
Por un lado, hay una fuerte asociación entre destreza tecnológica y modos de representación del mundo y, de otro lado, una producción que no elude las huellas de su subjetividad. Bajo esos planteamientos, analicé a través de Facebook (de la que soy usuaria regular y entusiasta), durante varios meses la relación de un grupo amplio de jóvenes mexicanos, argentinos, bolivianos, algunos salvadoreños y venezolanos, con la música a través de sus citas, estados y comentarios musicales a través de YouTube u otros sitios de música.
Quisiera señalar algunos aspectos que me parece, abonan, al debate metodológico. Una primera cuestión se refiere a la posición del etnógrafo, etnógrafa en este caso, que se debate en la tensión entre el extraño y el nativo, que busca cómo acercarse y comprender los códigos nativos, sin perder la distancia crítica que pueda justamente dar cuenta de esa cultura. Indudablemente yo no soy una “nativa digital”, fui llegando a estos mundos de modos accidentados, pero una vez ahí, me encontré con una cultura “amigable” que me permitió incorporar destrezas, códigos y maneras de hacer.
Comparto el interés planteado por Pablo Seman y Pablo Vila en su estudio sobre “ La música y los Jóvenes de los Sectores Populares: Más Allá de las Tribus” (2008), en el que los autores se refieren a la pluralización del gusto musical “introducida tanto por el mercado, como por la productividad de las creaciones y apropiaciones musicales de los jóvenes”, que estaría fragmentando “el gusto juvenil en especies particulares, muchas veces aparente o realmente irreductibles”. Aquí, lo que interesa es justamente la pluralización de ese gusto, que además de lo señalado por Vila y Seman, es posible justamente por las plataformas tecnológicas.
Entonces, más que un análisis de usos y consumos, de “géneros” musicales, lo que interesa centralmente es la mediación de YouTube en la configuración de una cultura musical. De ese modo, entonces, sigo la hipótesis cultural (a la manera de Raymond Williams) de la centralidad de las estructuras del sentir (o experiencia), y su potencia para resituar las prácticas musicales.
El camino político
Para referirnos a la opción política de los jóvenes, habría que distinguir entre la política formal (instituciones, clase gobernante, elecciones), que ha convertido a los jóvenes en botín electoral para tiempos de sequía; y lo político entendido como el conjunto de prácticas que en lo cotidiano organizan la percepción y acción de los jóvenes en torno al espacio público.
Hay encuestas que muestran el profundo desencanto de los jóvenes frente a la política formal. En América Latina, sólo un 5% de los jóvenes, confía en sus congresos; y los actores políticos (parlamentarios, alcaldes) concitan apenas un 3% de aprobación o confiabilidad.
Los jóvenes están hartos, cansados y desencantados de las “canchas” en las que se juega la política, pero ello no significa que no actúen políticamente. Vemos un repunte de dos vías en la actuación política: de un lado, a través de la gestión sobre demandas estructurales.
De otro lado, la emergencia, ebullición y contagio epidémico de jóvenes que, a través de distintas “gramáticas” plantean una crítica, lúdica pero contundente a las políticas que nos gobiernan, desde la movilidad urbana hasta el medio ambiente. Este “retorno” no demasiado estruendoso a la escena pública, marca una diferencia fundamental con respecto al silencio de finales del siglo XX.
Hay una reconfiguración profunda de la subjetividad política de los jóvenes, que constituyen una especie de “nuevos bárbaros” (en el sentido de Alessandro Baricco) que se van apropiando en voz baja de territorios políticos que resultarán claves para redefinir el futuro.
El movimiento del voto nulo en México, en 2009, logró un 5,9% de los votos emitidos. Casi dos millones de personas diciendo: ¡así, no! El 23% eran votantes por primera vez, es decir, de entre 18 y 24 años. Pero me preocupa el giro autoritario de muchos jóvenes y la capacidad de operación del crimen organizado que abonan el terreno para el advenimiento de una sociedad que quede atrapada entre dos fuerzas: de un lado el endurecimiento de las políticas de Estado, con el aval y complacencia de una sociedad que quiere respuestas y, de otro lado, el fortalecimiento de la paralegalidad (un Estado dentro del Estado).
La crisis estructural que ha venido agudizándose en la región en los últimos años impacta, entre otras cosas, en la inversión en educación. En México, un promedio de doscientos mil jóvenes son rechazados anualmente por falta de cupos en las universidades públicas. La educación privada es muy costosa. A esto se suma el desgaste de un modelo sociopolítico y económico que ha evidenciado su principal contradicción: una oferta constante y prácticamente ilimitada de posibilidades para ser y para tener frente a un acceso cada más limitado; el consumo al centro de la identidad.
Saben, además, que la educación no es garantía de movilidad social. Están hartas y hartos. Pero quizás a todas estas consideraciones habría que añadir el aceleramiento de la tecnología con sus redes, que los conecta al mundo de maneras inéditas.
El ciberespacio ha reconfigurado el ágora pública; el “usuario” es un actor, que desde la primera persona, desestabiliza el monopolio de la palabra “legítima”.
Las redes les permiten descubrirse y escucharse; las crisis, encontrarse cara a cara en las plazas, desde una condición identitaria que nadie les puede rebatir, son estudiantes.
Pero los estudiantes hoy están aquí, porque nunca han dejado de estar; ellas y ellos habían estado en pequeños colectivos, a favor de la diversidad sexual, a favor de la paz, en contra de la guerra; optaron, después del fracaso de los movimientos de los 70, por la micropolítica, esa que suma causas y no organizaciones. Son, fundamentalmente una legión que apuesta por la política, como la posibilidad de desarreglar el mapa de lo posible.
Las propuestas políticas de los jóvenes son de una generosidad tremenda. Trabajan por una sociedad mejor. Incluso desde aspectos ecológicos políticos como dejar los automóviles y usar bicicletas. Es una apuesta política distinta.
Todavía no están en la tesitura de abrirse a la pregunta por lo que significa la gestión del poder, salvo excepciones. Probablemente todas las crisis y todas las trabas que les están poniendo, los desalojos, las represiones que vemos contra los indignados en todo el mundo los lleven a esa agenda. Es un momento interesantísimo.
Rossana Reguillo Cruz
Fuente: Revista Ñ

¿Vaso medio vacío o vaso medio lleno?


Albert Jovell-J. Roma i Vergés

¿Vaso medio vacío o vaso medio lleno? → optimismo pesimismo vaso vacio vaso lleno three glasses empty half and full vasos con agua
¿Mejor ser optimista o pesimista?
Los pesimistas ven confirmadas sus más nefastas previsiones en las declaraciones de los políticos sobre la situación actual reflejadas en los medios de comunicación. No resulta extraño que en este contexto muchos ciudadanos se apunten a la llamada psicología positiva que cree que la felicidad depende de la voluntad. Esa creencia esconde peligros para el individuo y la sociedad.
El riesgo de vivir
En la historia de la humanidad siempre ha predominado una visión pesimista ante el mundo y la vida, justificada por la experiencia del sufrimiento y la impotencia, por la inalterabilidad de los acontecimientos. Hoy, la cacofonía de anuncios de recortes que ponen en peligro la satisfacción de las necesidades básicas —educación, sanidad, seguridad— aumenta la ansiedad de los ciudadanos que ven cómo se debilitan las instituciones que tendrían que tranquilizarlos.
La posición pesimista se refuerza con las hipótesis negativas de los mercados y de los políticos, amplificada por los medios de difusión.
Esta posición se sustenta en la creencia de que las personas son “malas” por naturaleza, que el entorno y la sociedad es hostil, y el futuro es oscuro o inexistente. De nuevo está de actualidad Schopenhauer, el gran referente del pesimismo filosófico, que consideraba que la conducta humana y el pensamiento vienen dominados por los impulsos básicos de hambre, sexualidad, cobijo y seguridad.
No es de extrañar que en el polo opuesto, el optimismo se presente como una opción salvadora. Nunca como ahora los movimientos que prometen la felicidad son tan fuertes y osados pues incluyen la posibilidad de materializar la felicidad de forma inmediata, la capacidad de conseguirla “a solas” y la accesibilidad para todo el mundo.
Y eso sólo con una condición: que tengamos pensamientos positivos y hagamos las cosas mejor. Este es un negocio muy rentable, que ha encontrado una resonancia en el mundo de la psicología con el calificativo de “positiva”. Un título que utiliza por primera vez A. Maslow —autor de la difundida escalera de necesidades— y que M. Seligman, al ser elegido presidente de la Asociación Americana de Psicología, impulsa como una nueva psicología promotora de la felicidad que rompe con la concepción patológica de la persona. Ni qué decir que este mensaje ha sido absorbido como lluvia en tierra yerma: webs, libros, conferencias motivacionales, coachings, etcétera, donde no sentirse reflejados negativamente sino invitados “a sacar al mejor de nosotros”.
Seligman atribuye el exceso de pesimismo a que aún tenemos un “cerebro catastrófico” preparado para afrontar amenazas y peligros, y no evolucionado a un entorno que ya no lo necesita. Así que como la felicidad dependería, principalmente, de la voluntad, no importa ni el punto de partida ni las circunstancias.
Basta solo un buen entrenamiento individual. Con esas premisas, la acción política para cambiar condiciones adversas resultaría difícil y costosa. Hay un gran debate entre los que correlacionan optimismo y felicidad, éxito, longevidad, etcétera, y los que prueban que la sobrestimación de las capacidades y la negación de los síntomas de dificultad tienen consecuencias nefastas.
Para encontrar una alternativa a la clásica dicotomía pesimismo-optimismo, hace falta primero una concepción no simplificadora del ser humano. Admitir su complejidad y ambivalencia, con respecto a las propias emociones, deseos, los demás y el entorno, tal como nos señala el psicoanálisis y las investigaciones neurológicas. Por ejemplo, asumir que mi mundo interno oscila entre lo que yo siento como bueno o malo, atractivo o repulsivo, y que eso configura las relaciones con los demás y el mundo.
Podríamos decir que darse cuenta de estos claroscuros son signos de madurez, como lo puede ser el reconocimiento que mis deseos pueden no coincidir con los de los otros. Asumimos, al mismo tiempo, que los humanos, aunque podemos caer en la desesperanza, tenemos también un fuerte deseo, a menudo no basado en la racionalidad, de que las cosas mejoren aunque sea difícil.
A las personas que se aferran a un falso pensamiento positivo, por miedo a que la alternativa sea el pesimismo, podemos recordarles la experiencia del sentido que va tomando el trabajo cuando construimos algo juntos en beneficio de los demás, del contraste de opiniones, del cuestionamiento de las certezas, etcétera.
El sentido de lo que hacemos nos libera de la simplificación optimismo-pesimismo.
R. Panikkar, en su Invitación a la sabiduría, nos propone ir más allá de la valiosa recomendación de Gramsci de “cultivar el pesimismo de la razón y el optimismo de la voluntad”.
El filósofo propone “tener la experiencia de la libertad”, en el sentido de aceptar que “sólo vivimos cuando arriesgamos siempre de nuevo esta vida y cuando dejamos que la vida viva”, y eso incluye aceptar que somos contingentes y que vivimos en la intemperie, aunque no lo parezca.
Si en nuestros proyectos queremos evitar la incertidumbre y los riesgos, no viviremos: seremos burócratas de una vida muerta. Dudo que la investigación neurológica y la investigación farmacéutica acierten las dosis justas de optimismo-pesimismo para hacer de cada individuo un miembro responsable y comprometido con sus conciudadanos y con el futuro del planeta. Habrá que seguir preguntándose, pues, cómo vivir y para qué.
J. Roma i Vergés
Presidente de Innova, Instituto para la innovación organizativa y social
La audacia del pesimismo.
La crisis ha evidenciado la gran capacidad de la condición humana para autoconvencerse de sus propias mentiras elevándolas a la categoría de verdad. Sobresalen las burbujeantes “ilusión por la prosperidad infinita” y la “ilusión de la UE”. Sus consecuencias acentúan una gran sensación de desconcierto, con los políticos atrapados en el desespero y la desconfianza.
Ante un mundo global, en el que los acontecimientos se suceden con una celeridad que desborda la capacidad de nuestras mentes para comprenderlos y responder de forma apropiada, quizá convenga buscar refugio en los escenarios más pesimistas y, desde allí, ser audaces para resetear y rediseñar el tipo de sociedad en la que deseamos vivir.
En la adversidad tendríamos que afrontar con audacia, y no con la deprimente austeridad, que nada bueno aporta y que cercena la autoestima y la confianza mutua, los dos grandes problemas que nos afectan: hay mucho más trabajador que trabajo y la estructura sociodemográfica implicará muchas más necesidades que atender y menos capacidad para costearlas. Eso no va a cambiar y se equivoca la política si se ausenta cuando más se la necesita.
La condición de audaz encuentra significados al hecho de vivir en una sociedad en la que lo importante son las personas y que, en democracia, son estas, y no la mercadocracia u otros países, las que deben definir el itinerario de riesgo y oportunidades que se quiere recorrer. Mantener una educación pública de calidad, garantizar el acceso universal a la sanidad, proteger de la vulnerabilidad, promover la igualdad de oportunidades, preservar la cohesión social, prevenir el populismo y el cinismo, y procurar el gobierno de los mejores, con la presencia de más mujeres y personas jóvenes bien formadas, deberían ser los lugares comunes donde la audacia encuentra su razón de ser.
Para ello hay que exigir a la UE que huya de los estigmatizantes estereotipos y cumpla con el mandato de conseguir la unión política, fiscal y monetaria de los 27 países. Si no es así, quizá sea mejor recuperar la moneda propia dentro de la UE y que seamos nosotros, y no los otros, los que decidamos sobre nuestro futuro.
Cuando la ortodoxia se agota, toca ser heterodoxo y el reto está en ser los primeros en adoptar aquellas medidas que promuevan ventajas competitivas y el bien común. El autoengaño, el tactismo y la estrategia del avestruz son meras ilusiones cognitivas. El keynesianismo es la solución, aunque hay quien prefiera la visita de los hombres de negro.
Albert Jovell
Institut de Política Sanitària Universitat Internacional de Catalunya